Hay que tener mucho valor para haber sido violada por siete salvajes indios y denunciarlo en televisión a cara descubierta. La mujer española violada -agredida sexualmente, como implantó la majadera de Irene Montero y así nos ha ido-, en La India, no se ha recatado en contarlo en TV. No se ha escondido, que sería lo natural, después de tamaña humillación y, de esta forma, ha conseguido movilizar a muchos y que se movilice el espantoso y miserable gobierno -indio e hindú- del venenoso Narendra Modi, en persecución de los culpables. 

Insultan a la mujer violada en la India por estar "muy entera" después de haber sido violada... ¡hay que ser canalla! Si está muy entera, significa que es una mujer que sabe luchar contra la adversidad. Enhorabuena. Aunque, eso sí, todo en su justa medida, dado que, también es cierto que su forma de afrontarlo, por ejemplo, subiendo vídeos a las redes, ha generado cierta polémica. 

Pero, ojo, tampoco arremetamos contra las redes sociales, de suyo muy buenas. Sólo que donde hay libertad surge todo lo mejor y todo lo peor. El periodismo ciudadano constituye el antídoto contra los dos oligopolios: el político y el mediático. Hoy vivimos en un oligopolio progre de izquierdas y otro de derechas. ¿Qué es ei progresismo? aquello tan tonto de abajo los curas y arriba las faldas? Y el que se salga de ahí resultará socialmente ninguneado.

Una mujer violada no tiene por qué suicidarse ni callarse. Los culpables son los violadores, ni ella, ni su esposo. Es más, por no callarse es por lo que las autoridades indias se han dado prisa en castigar a los culpables

Una mujer violada no tiene por qué suicidarse ni callarse. Los culpables son los violadores, ni ella, ni su esposo. Es más, por no callarse es por lo que las autoridades indias se han dado prisa en castigar a los culpables. 

Pero ojo, el desprecio hacia la mujer que tiene el panteísmo o el islam no lo tiene el cristianismo, aunque nuestras estúpidas feministas españolas les encante predicar lo contrario. Para el islam, es el sexo femenino es que no tiene mucho valor aunque represente la garantía de la continuidad de la especie. Para el hinduismo, como para todo tipo de panteísmo, es el hombre -varón o hembra- y se coloca en estima con la vaca, la cucaracha... o el planeta.

Pero ojo, el desprecio hacia la mujer que exhiben el panteísmo o el islam es ajeno al cristianismo, aunque nuestras estúpidas feministas españolas les encante predicar lo contrario

Ambos, hinduismo e islam, consideran que el insoslayable principio cristiano de que varón y mujer son hijos de Dios es una aberración. Bueno para el panteísmo es una memez y para el islam una blasfemia. 

Por esto, tanto en una cultura -¿incultura?- como en otra, tanto entre hindúes como entre musulmanes, la mujer es, bien un objeto de placer, bien un objeto de producción y, por tanto, de poder. En cualquier caso, siempre un objeto.