El progresismo del siglo XXI no es más que un "abajo los curas y arriba las faldas". Pero hoy ha llegado más allá. Hoy los progres quieren una nueva antropología, un hombre nuevo, ciudadano de la tiranía Woke. Del relativismo del siglo XX hemos pasado a la Blasfemia contra el Espíritu Santo, a la suprema inversión de valores, donde lo bueno es lo malo y lo malo es lo bueno.

No tienen más que escuchar a Pedro Sánchez en su risueña rueda de prensa de fin de año, exhibida el pasado martes 27. Repitió, cienes y cienes de veces, aquello del gobierno progresista que preside y con orgullo ponía como muestra la nueva cuota de modernidad alcanzada con el proyecto de 'ley Trans' una nueva barbaridad progresista que, al tiempo, supone una grosera salvajada. Estamos en una era de chiflados, así que hay que facilitar a los chiflados sus chifladuras. 

Pero la historia del progresismo nació con el aborto, con una sociedad que aplaude el asesinato del ser humano más inocente y más indefenso, el concebido y no nacido.   

Probablemente no llegaron a cincuenta los niños asesinados en Belén por Herodes, mártires de la fe, aunque fuera un martirio no asumido, sólo sufrido. Ahora comparemos a esos cincuenta niños con los 2.000 millones que se calcula se han abortado en el mundo desde que se inició esta etapa macabra de la historia, o simplemente con los 90.000 que, sólo en aborto quirúrgico, se asesinan en los abortorios españoles cada año... pues qué quieren que les diga...

El aborto provoca ruina, pues una sociedad envejecida no es más que eso: una ruina. Pero lo más grave es el encanallamiento que implica la aceptación social del aborto

Lo peor de todo es que nos hemos acostumbrado al aborto. Ahora, el Gobierno Sánchez -progresista, como creo haber dicho antes- lo defiende como un derecho, pero esta majadería no quita un ápice de gravedad al asunto. 

Los hijos que no tuvimos se cobrarán venganza contra la actual generación. Bueno, ya se lo están tomando con una crisis económica permanente, mientras la majadera izquierda socio-podemita presume de ello. 

Por de pronto, el aborto provoca ruina, pues una sociedad envejecida no es más que eso: una ruina. Pero claro, eso no es lo más grave, lo más grave es el encanallamiento que supone la aceptación social del aborto.