La ministra de Exteriores del Gobierno Sánchez, Arancha González Laya, ha participado en la Cuadragésimo sexta Sesión de Derechos Humanos de Naciones Unidas
Ha concluido la Cuadragésimo sexta Sesión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que afortunadamente nos ha costado menos dinero dado a los contribuyentes, pues ha tenido carácter virtual.
Hoy ha finalizado la 46ª sesión del Consejo de #DDHH @UN_HRC tras una activa participación de #España en línea con el carácter prioritario que tiene la protección de los #DerechosHumanos en la #PolíticaExterior ??.
— Exteriores (@MAECgob) March 24, 2021
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Por ejemplo, la ministra de Exteriores del Gobierno Sánchez, Arancha González Laya, se ha preocupado en enviarnos a los medios un comunicado sobre la magna reunión-sesión, y particularmente su participación personal en ella, porque los progres no son ajenos a la vanidad. Y en ese comunicado del Ministerio de Exteriores tenemos compendiado el resumen perfecto de todo el proceso del Nuevo Orden Mundial (NOM) y de su concreción a través de la galaxia de organismos de Naciones Unidas, es decir, toda la agenda cristófoba resumida en un folio de comunicado. Laya es capaz de eso y de mucho más. Unos lo llaman capacidad de síntesis y los otros aseguran que la letra progre con sangre del sensato entra. Es decir, se trata de la consabida melodía progresista del NOM… y de doña Arancha.
A ver, no es que la gente haga muchos caso, ni tan siquiera se entera, de la celebración de la reunión, pero deberíamos. Porque Naciones Unidas marca la pauta que luego los gobiernos del mundo, así como los señores del mercado, hoy particularmente, los fondos (que no los bancos, ni los industriales), con la connivencia de los grandes operadores de la red, los Google-Facebook (que no los medios), deciden.
Ojo al dato: en el comunicado de Laya figura todo el lavado de cerebro mundial, insisto, cristófobo: multilateralismo -el consuelo del impotente-, Derecho Internacional -nada de derecho y mucho de nacional, condicionamiento férreo de las leyes nacionales y de la soberanía de cada país-, Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) -es decir, aborto e ideología de género-, cambio climático -ruina económica-, igualdad de género -feminismo impuesto- diversidad -homosexualidad-, derechos de segunda generación -derecho al aborto, la eutanasia y el gaymonio- y en general, todo aquello que suene a cristófobo y a reducir la libertad en aras de la igualdad, que no de la justicia, pues sin justicia no hay libertad.
De hecho, esta reunión ONU sobre derechos humanos ha tenido como objetivo principal, aunque eso no lo diga el comunicado de la señora Laya, la implantación obligatoria del llamado derecho al aborto. Y aquel país que se niegue a aceptarlo será perseguido. Democráticamente, por supuesto.
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¡Te echamos de menos Donald!