Autocrítica soviética. El secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo y el presidente de la COPE, Fernando Giménez Barriocanal
Se renuevan los procesos de autocrítica comunista, solo que ahora dentro de la Iglesia. El secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, ha reconocido un “silencio cómplice” por parte de la Iglesia ante los casos de corrupción.
Naturalmente, les aconsejo que vean la entrevista y su intervención públicas enteras, porque lo del “silencio cómplice” tiene poco que ver con el contenido global. Dice Gil Tamayo que hay otras entidades como el Estado, las instituciones o la enseñanza, donde se han dado más casos de pederastia que en la Iglesia, y nadie les obliga ni a pedir perdón… ni a ninguna otra cosa.
Días atrás, en El País, el presidente de la COPE y vicesecretario general de la Conferencia Episcopal, Fernando Giménez Barriocanal, aseguró que la pederastia clerical era “irrelevante”, Y esto es bello e instructivo, porque demuestra que, hasta el presidente de la COPE, por una sola vez y sin que sirva de precedente, pude exhibir sensatez.
Y el presidente de la COPE, Barriocanal, realizó un ímprobo esfuerzo intelectual para asegurar que la pederastia clerical es irrelevante
La verdad es que no debió decir “irrelevante”, porque relevante sí que es. Que un cura abuse de un chaval es como para cruzarle la cara solo que en la Iglesia española, en efecto, los casos han sido muy pocos. Debió decir que la pederastia clerical es mínima, comparada con la de cualquier otra profesión, incluidos políticos, educadores, entrenadores deportivos, etc. Los que menos, curas. Pero tampoco hay que exigirle demasiado a Barriocanal. Podría resentirse.
Es igual, el titular del telediario ya estaba servido y era tan mentiroso como esto: La Iglesia reconoce "silencio culpable", con las imágenes de Gil Tamayo. ¿Lo ven?
Solo que no es irrelevante, es mínima
Esto empieza a parecerse a los juicios de los soviets, donde el disidente realizaba una profunda autocrítica donde reconocía, mismamente, haber intentado matar a Stalin.
Con la prueba irrefutable de la confesión no se les perdonaba –como hoy a la Iglesia–, sino que se le eliminaba. Igual ocurre hoy con la pederastia clerical. Si dicen que es mínima –que lo es– se oculta y en paz. Y si dicen que hay otras instituciones mucho más culpables que la iglesia, ni caso… porque ya se tiene la confesión de la Iglesia, que ha reconocido su pecado.
¿Y le dejarán en paz por ello? Naturalmente que no. No porque los progresistas están en contra de la pena de muerte. Stalin los mataba, pero a la Iglesia la dejan viva… para poder seguir escarneciéndola, que es lo que mola.
Ya hemos caído en la trampa de la autocrítica soviética. ¿Servirá para algo a los católicos españoles? Sí, para que los eliminen.
Y, por supuesto, cuando la pedofilia ya no sirva para golpear a la Iglesia, se pedirá su legalización. Como una buena muestra de progresismo social.