- Pero dentro de poco, seguro que son los españoles.
- Lo más triste es que los musulmanes continúan formando guetos en España.
- No es que no les integremos: es que no quieren integrarse. Pero sí quieren las subvenciones.
- La guerra de religión entre cristianismo e islam terminará cuando la verdad cristiana se imponga a la mentira islámica.
- Y es que la diferencia no es cultural sino cultual. Que es lo mismo pero no se entiende igual.
Pongamos que se llama Abumar. No, no es Abumar, pero sí es un caso real de un
marroquí llegado a España instalado en
Cataluña con dos hijos ya nacidos en España. Y no vive de las subvenciones, ha encontrado un trabajo como portero en Cataluña y le va bien.
Le conozco desde hace años y le veo cada verano. Este año llego justo cuando la policía catalana ha matado al miserable de Las Ramblas. Abumar corre hacia mí y me comenta, semigozoso: "Le han matado", con aire de excusa no solicitada.
Un día después me acerco a él y le pregunto:
-Abumar, ¿Es usted
musulmán?
-Sí -responde, al tiempo que se pone, o eso creo percibir, a la defensiva.
-¿Y qué piensa su comunidad sobre los
atentados?
-Que están tontos… que si les van a dar muchas mujeres en el paraíso… locos.
Insisto:
-Pero, ¿quién tiene la culpa de lo que han hecho?
-Los
americanos -repuso, y ahí sí me sorprendió. Los que mueven el dinero están cómodamente sentados en sus sillones.
Y ahí se me quedó Abumar. En que los culpables de los atentados de Barcelona y Cambrils son los estadounidenses. Probablemente,
Donald Trump en persona.
Ojo, están tontos, locos en el peor de los casos, pero tienen sus razones, porque los culpables no son quien asesinó a 13 personas en Las Ramblas más el cooperante de propina o el que apuñaló a la zaragozana en Cambrils. No, los
culpables son los norteamericanos, que
son los que mueven el dinero. ¿Qué dinero? No se sabe, pero es igual. Para que se entienda: los musulmanes no son verdugos, son víctimas. El culpable es Donald Trump… 'quod erat demonstrandum' (QED).
Eso sí, luego Abumar se pone muy serio y me aporta la cita ilustrada: me recuerda que, según el
Corán, quien mata a un ser humano mata a toda la humanidad, curioso panteísmo que siempre ha aflorado junto al
islam pero que siempre, al mismo tiempo, ha servido para difuminar la responsabilidad individual, la de los canallas que asesinaron a los viandantes de Barcelona.
Para entendernos: ahora los culpables de los asesinatos de Cataluña son los estadounidenses (curioso: es lo mismo que dice la
CUP) pero, dentro de poco, seguro que son los
españoles. En el entretanto, se trata de vivir de las
subvenciones españolas, si se les niega cualquier 'derecho', aunque se trate de una subvención, entonces es racismo, como asegura el viejo chiste que corre por Internet (
ver imagen de la izquierda).
Y lo más triste es que los musulmanes continúan formando
guetos en España. No es que no les integremos es que
no quieren integrarse. No ocurre así con los hispanos. Y hasta los chinos se integran mejor, aunque más lentamente y sin incordiar a nadie.
Y es que
la diferencia no es cultural sino cultual. Que es lo mismo pero no se entiende igual. Que sí, que estamos en una
guerra de religión. Y las guerras de religión terminan cuando la
verdad destierra a la mentira (no necesariamente al mentiroso). Es decir, cuando la verdad cristiana se imponga a la mentira del islam.
Esto es: que a los musulmanes hay que convertirles. Y antes,
convertirnos a Cristo los cristianos españoles. Si nosotros no creemos en nuestros principios, ¿cómo vamos a convencer al extraño?
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com