Javier Milei fue el primero en insultar al Papa Francisco: le llamó maligno y comunista. Se merece que el Papa Francisco le responda, pero el Papa no debe hacerlo, especialmente a cuatro días de una convocatoria electoral en Argentina. 

Un Papa no está para hablar de política y menos en el tono en que lo ha hecho Francisco.

Y máximo con Javier Milei, que no es ningún ultra sino un liberal que quiere acabar con el problema de la economía argentina: una economía subvencionada. España va por ese mismo camino: la subvención pública y el voto cautivo.

Y menos con el menos abortistas (aunque admite el supuesto de peligro para la vida de la madre, que siempre acaba en coladero apra desaprensivas.

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Recuerden que en su momento, el Papa se dirigió con palabra displicentes a Donald Trump y  posteriormente recibió cono honores a Joe Biden mientras le protegía de las exigencias de los obispos norteamericanos, empeñados en poner en solfa al incoherente más grande de la historia: Biden, un católico entusiasta del aborto, de la homosexualidad, transexualidad, etc.    

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Un Papa no debe hablar de política sino de justicia.