El bitcoin y el resto de criptomonedas, se está devaluando día a día, o, al menos, sufren altibajos constantes. Pero eso no es lo peor, lo peor es que empieza a haber corralitos entre los intermediarios de las monedas virtuales. A estos corralitos les llaman: "Atasco en los volúmenes procesados".

En otras palabras, una excusa, aparentemente técnica, para no ejecutar las órdenes de los inversores. 

Un corralito no es más que la prohibición a un propietario de dinero de no poder operar con el mismo durante un tiempo o a partir de una cantidad dada.

Y lo más normal es que esto ocurra con unas monedas de las que, como hemos repetido en Hispanidad, carecen de referente. En otras palabras, que nadie se hace cargo de ellas, porque, a nadie pertenece. Ni ninguna autoridad regulatoria las ha emitido. 

Y es ahora cuando ya llevan años en circulación distintas monedas virtuales, cuando esas autoridades regulatorias -bancos centrales o autoridades bursátiles- braman contra los peligros de fraude fiscal a través de las criptomonedas y advierten a los incautos que son monedas emitidas sin ninguna soberanía que las refrende. ¿Y avisan ahora? ¡A buenas horas mangas verdes!