Sr. Director:
Sor María de Jesús de Ágreda, en su Ciudad Mística de Dios, da un protagonismo especial a la Madre de Jesucristo, pues lo que pretende es escribir una biografía espiritual sobre la Santísima Virgen María, teniendo presentes los textos evangélicos, tomados literalmente, pero interpretados según su sentido espiritual y místico. Esto se nota en el episodio de la TRAICIÓN DE JUDAS, en el que con estilo brillante y en apariencia ingenuo, enseña deleitando.
Después de haber narrado la entrado triunfal de Jesucristo en Jerusalén, pasa a relatar la Traición de Judas en la que Lucifer, Satanás tiene un protagonismo relevante, por eso comienza el relato hablando Satanás; “ Ahora tengo la materia mejor dispuesta con su discípulo y nuestro amigo Judas Iscariote, porque le he arrojado al corazón una sugestión de que venda y entregue a su Maestro a los fariseos, a las cuales tengo también prevenidos, con furiosa envidia que sin duda le darán la muerte más cruel”.
Ya Jesucristo había advertido a sus discípulos (Mateo 26,2): Sabed que después de dos días sucederá, que el Hijo del hombre será entregado para ser crucificado”. Sor María de Jesús con su habitual ingenio y profundidad escribe: “Judas que no estaba cuando Jesús anunció su muerte, apareció más tarde y se reunión con los apóstoles, después de haber consumado con furor su traición y como pérfido y descreído andaba inquiriendo y preguntando a sus compañeros, al mismo Señor y a su beatísima Madre, a qué lugar había de ir desde Betania y qué determinaba su Maestro hacer aquellos días. Y todo esto preguntaba e inquiría dolosamente el pérfido discípulo, para disponer mejor la entrega de su Maestro, que dejaba contratada con los príncipes de los fariseos. Y con estos fingimientos y disimulaciones pretendía Judas Iscariote paliar su alevosía como hipócrita. Pero no sólo el Salvador sino también la Prudentísima Madre, conocía su doblez y depravada intención, porque los Santos Ángeles le dieron luego cuenta del contrato que Judas dejaba hecho con los pontífices para entregárselo por treinta dineros (denarios de plata). Y aquel día se llegó el traidor a preguntar a la Gran Señora a dónde determinaba su Hijo santísimo ir para la Pascua. Y ella con increíble mansedumbre le respondió: ¿Quién podrá entender, oh Judas, los juicios secretos del Altísimo?