Sr. Director:

Este título parece que es origen de una mente calenturienta y fantástica, esa opinión sería generalizada; pero yo, no soy profeta ni vidente, solamente un anciano de 89 años. En mi niñez no teníamos ni alpargatas, y una bicicleta era el medio de transporte. Comencé a trabajar en la banca y todo era manual, no había ninguna máquina. He vivido el principio de esta sociedad artificial, que ha llegado a unos extremos que no parecen ni humanos. Todo es artificial, la persona ha sido sustituida por las máquinas. Pero esta sociedad artificial es muy frágil y vulnerable. Tenemos un ejemplo actual, ha bastado un apagón para que todo quede paralizado ya oscuras. ¿Qué sucedería si hubiera una explosión nuclear? Estamos en una situación mundial muy encrespada; las naciones en lugar de beneficiar a la clase más pobre y necesitada, que necesitan alimentos y medicamentos para combatir las enfermedades, cada vez destinan más millones de euros en armamento. Y volvamos al principio, si ha sido posible este avance, lo mismo puede ser posible su destrucción.