Sr. Director:

En los últimos tiempos hemos podido apreciar que las instituciones europeas ignoran, o eso parece, que los agricultores conocen mucho mejor que los técnicos que habitan los ministerios y direcciones generales cuál es el mejor modo de mantener en equilibrio el cuidado del medio ambiente y la explotación del campo. Los criterios medioambientales no son un dogma de fe y, en todo caso, no pueden imponerse a los criterios de justicia. Los agricultores deben poder vivir dignamente de su trabajo, la tierra debe ser debidamente cuidada y explotada, y el mundo rural europeo debe poder gozar de servicios públicos dignos. Hoy mismo es noticia que “Activistas medioambientalistas emprenden una acción legal sin precedentes contra la Comisión Europea por no cumplir…”