Sr. Director: Los dos grandes partidos, PP y PSOE, deben preguntarse las razones de su fuerte caída. Está fuera de duda que el Partido Popular, que se ha dejado en la cuneta casi cuatro millones de votantes, ha sufrido las consecuencias de un desgaste natural por el gobierno, ejercido en el tiempo de crisis más difícil que ha tocado gestionar a cualquier Ejecutivo. Pero la magnitud de su retroceso no se explica solo por los recortes presupuestarios obligados por la situación heredada, ni tampoco por la actitud destructiva de sus adversarios. Los casos de corrupción han erosionado fuertemente al PP: es cierto que se han tomado medidas, pero ha faltado comunicación y rapidez. Tampoco se puede olvidar la incidencia del incumplimiento de promesas electorales relacionadas con valores que pertenecían a su identidad, como la defensa de la vida, especialmente del no nacido, y de la familia. Suso M.