Sr. Director:
El conocimiento racional sobre el clima no basta, es necesario que se traduzca en una transformación personal. Eso es lo que ha contribuido decisivamente a cambiar la encíclica Laudato si. El Papa Francisco ha aportado a la crisis climática una clara dimensión ética y espiritual. Es lo que ha hecho visible la pasada semana la fundación Pablo VI, que organizó en Madrid un foro con representantes de instituciones de Iglesia que lideran la defensa del medioambiente. Se trataba de un compromiso genuino, ajeno a los intereses económicos detrás de la llamada “transición ecológica”. Un compromiso que, por el contrario, se pone del lado de los pobres, porque los grandes perdedores hoy de la crisis ecológica no pueden quedar marginados en el diseño que preparan las grandes potencias de un mundo post petróleo.