Sr. Director:
En este mes dedicado a las misiones me parece oportuno recordar que el misionero es una persona que testimonia la vida y las palabras de Jesús sin demasiados cálculos. Los hombres y mujeres de hoy necesitan ver a personas que tienen en sus corazones la alegría del Resucitado. Dejando a un lado las lamentaciones y los miedos, los cristianos de esta hora somos invitados a afrontar este desafío con responsabilidad y coraje creativo. Si hay una cosa que no puede dejarnos tranquilos, es que tantos hermanos nuestros estén privados de la luz de Jesucristo que desvela el sentido de la aventura humana.