Sr. Director:
El Papa Francisco dijo en Twitter el 8 de noviembre de 2017: Sólo la fe puede transformar el final de nuestra vida terrena en el inicio de la vida eterna.
En la Audiencia General del 25 de octubre de 2017, al terminar la catequesis sobre la esperanza, el Papa Francisco afirmó: El Paraíso es el abrazo con Dios, Amor infinito y entramos gracias a Jesús, que murió en la Cruz por nosotros. El Paraíso es la meta de nuestra esperanza. No existe ninguna persona, por muy mala que haya sido en la vida, a la que Dios le niegue su gracia, si se arrepiente. Ante Dios, nos encontramos todos con las manos vacías, pero esperando en su Misericordia.
En el Calvario de ese viernes trágico y santo, Jesús llega al extremo de su encarnación, de su solidaridad con nosotros, pecadores. Es allí, en el Calvario, donde Jesús tiene la última cita con un pecador, para abrirle, también a él, las puertas de su Reino. Esto es interesante: es la única vez que la palabra "paraíso" aparece en los evangelios. Jesús se lo promete a un "pobre diablo" que en el madero de la cruz tuvo el valor de hacerle la más humilde de las peticiones: "Acuérdate de mí cuando entres en tu reino" (Lc 23,42).
No tenía buenas obras que ofrecerle, no tenía nada, pero confiaba en Jesús, al que reconoce como inocente, bueno, tan diferente de él (v. 41). Y fue suficiente esa palabra de humilde arrepentimiento para tocar el corazón de Jesús. ¡Hoy, estarás conmigo en el Paraíso! El buen ladrón nos recuerda nuestra verdadera condición ante Dios: que somos hijos suyos, que siente compasión por nosotros, que está desarmado cada vez que le manifestamos la nostalgia de su amor.
En las habitaciones de tantos hospitales o en las celdas de las prisiones, este milagro se repite infinidad de veces: no hay nadie, por muy mal que haya vivido, al que solo le quede la desesperación y le esté prohibida la gracia.
Jesús D.
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