Sr. Director:

La explosión de los abortos y el extraordinario aumento de suicidios, son dos reacciones de personas que no quieren sufrir: matan a quienes les pueden originar algún sufrimiento, los hijos; o no quieren sufrir ellos, los suicidas, como Freud, que se suicida cuando recibe la noticia de un cáncer que puede acabar con su vida en un breve espacio de tiempo.

 El dolor, el sufrimiento, es una constante en la vida de todo ser humano. En ningún lugar de la tierra, ni en ninguna situación de la vida, en ningún momento de la historia el hombre, el sufrimiento ha desaparecido del horizonte de la vida del hombre. El dolor, además, afecta a los tres planos del vivir humano: físico, psíquico, espiritual, y con relativa frecuencia incide a la vez en los tres.

¿Por qué tantas personas hoy se desorientan vitalmente ante el sufrir, ante el dolor, ante la desgracia?

Cristo sufre al redimir el pecado; y llega a la muerte en medio de juicios inicuos, acompañado por la burla de jueces y escribas que, al no encontrar nada de qué acusarle, manipulan a la muchedumbre para que, “democráticamente” exijan y decidan su muerte por mayoría cualificada.