Sr. Director: Cada año en la proximidad de estas fechas, me gusta leer revistas y periódicos cofrades, seguir presentaciones de carteles, notas de las cofradías, programas televisivos, pregones y tantos actos cada cofradía pone en valor durante la Cuaresma. Dios me permite poder actualizar esas vivencias que cada año revivimos, caminando hacia adelante, teniendo como objetivo saber lo que representan estos días, estas fechas. No hay novedad ninguna, aunque si acaso el deseo que tengo en que el orden y el respeto en las calles cada años se acentúe más. Desearía trasladar a las calles el sentimiento tan profundo que se vive dentro de las Casas de Hermandad, y verlo reflejado en la unión, en la convivencia, en la ayuda entregada, en la limpieza constante, en el cariño que se demuestran unos a otros, en el respeto de quien lleva el mando, el Albacea General. Ver ese mando no como una imposición, si no como respeto de quien lleva el timón de un barco, en el que vamos todos. Y es que así es como lo veo en mi Cofradía, y confío plenamente en que esa unión se ve reflejada en cada de una de las Cofradías. El olor del azahar nos va llegando; la Francia de la flor nos va impregnando; el frescor nocturno de nuestras calles nos invade. La primavera ya es nuestra aliada. La alegría de ese paso ligero para llegar a esa esquina donde cada año nos reunimos amigos y familiares. Esta es la espera de Nuestra Semana Santa. El Domingo de Ramos nos regala un día soleado y luminoso. Con este día nace la ilusión de los niños, que son el reflejo de ilusión y entusiasmo, y que con su presencia, van testimoniando que son el futuro, la garantía y la continuidad de Nuestra Semana Santa. El día comienza con los primeros pasos de Jesús en su entrada a Nazaret, fiel imagen de su humildad. Esos pasos dan sentido a ese, su recorrido, al cual los fieles cristianos, los leales cofrades, acompañarán durante el Vía Crucis. Esta es la razón poderosa que da respuesta a ahondar en el conocimiento de la Verdad. Sin embargo, conocemos la crítica que se difunde con el deseo en una Semanta... y apartarla de su verdadero significado. No seré yo quien termine esa frase, Es ofensiva y sobrada de ignorancia Pero estos pensamientos ajenos a nuestro sentir, no han de enturbiar ni nuestras creencias ni nuestro fervor; sino que servirán para crecer en el amor a Dios, afianzarnos en nuestras tradiciones y apoyarnos en nuestra valentía, ayudando a quienes viven fuera de nuestro sentir y no pueden comprender la razón de nuestra fe. Pero estemos alerta con nosotros mismos. Podemos creer que somos cofrades de una pieza y salirnos del cauce que es el camino que nos ha de llevar al Cielo. Lo nuestro es tener muy claro nuestro sentir, de cómo vivir la Semana Santa, con el convencimiento que es manifestación de fe siguiendo paso a paso, la Pasión de Cristo. Me gustaría traer a colación la historia de Gilbert Keith Chesterton, un famoso escritor del siglo XX que se convirtió al catolicismo. De su biografía se recoge que se trataba de un personaje intelectual de gran sabiduría y nobleza, destacado en el mundo de la cultura, la ciencia, pero que sin embargo, carecería de profundidad en su interior. En su obra cuenta que era un hombre despistado y de ahí esta historia que quiero compartir con vosotros. Chesterton iba en un tren con la imaginación estaba en algo distante que le distraía. El revisor se puso delante de él pidiéndole respetuosamente el billete y al darse cuenta de su insistencia, el mismo Chesterton con una sensación de estar perdido, se preguntó: "¿A dónde voy ?.¿A dónde iba?". Fruto de esa reflexión sintió una nostalgia de su vida, reconociendo la ceguera de no saber a dónde iba, hacia dónde se dirigía. Sintió el vació de no saber a dónde caminaba su vida. Y tras muchas razones, se sintió atraído a la fe católica. Y es que en base a esa reflexión que comento, la gente sale cada día a ver procesionar a su Cristo y a su Virgen. Por eso hago hincapié en esta alerta: Al cofrade nos mueve el cariño, el respeto y el deseo que llegue cada año la Semana Santa. Estos tiempos se muestran adversos a la piedad y es por ello, que nuestras imágenes salen a la calle a conformar a ese que dejó de ir a la Iglesia, incluso a aquel que se avergüenza de visitarla, estando en nuestras manos ese cambio. Por ello debemos, acogerles, y ayudarles para conseguir ese cambio. Rezamos, pedimos y damos gracias a un Cristo Azotado, Humillado, Coronado de Espinas, sin poder olvidarnos del respeto que debemos mostrar ante las imágenes santiguándonos a su paso. La fe del pueblo une mucho y rompe barreras equivocas, que ante los ojos de Dios son tan queridas. Y así es cómo comienza el camino de Cristo hacia el Calvario. Ya vemos su imagen con la cruz a cuesta y al llegar a la cima clavado en la cruz. "Es el expolio, el despojo, la pobreza más absoluta. Nada ha quedado al Señor, sino un madero. Para llegar a Dios, Cristo es el camino; pero Cristo está en la Cruz, y para subir a la Cruz hay que tener el corazón libre, desasido de las cosas de la tierra". X Estación Vía Crucis San José María Escrivá. Dios paciente nos quiere recibir con los brazos abiertos, esperando una mirada de cariño y comprensión en su sufrimiento. La calle se convierte en un Templo donde Madre e Hijo se mezclan con el pueblo, con todos, con los que le aman, con los confusos, con los que tiene opiniones diversas sobre la Iglesia, Es la catequesis que tantos perciben y les hace trasformar sus vidas. Son los milagros que cada año inundan en muchas personas. Santi Souviron en su pregón juvenil de este año repetía con insistencia: "Aquel día descubrí..." Descubramos ese día que Dios nos espera. Descubramos que ahí está la felicidad. Inés Robledo Aguirre