Sr. Director:
Recientemente, el Gobierno, está tratando de solucionar el despropósito organizado por el irresponsable ministro José Luis Abalos, con la vicepresidenta chavista Delcy Rodríguez, en el avión en el cual viajaba a Madrid desde Caracas, resultando incomprensible que dicho político se viese obligado a explicar varias veces el admitir haber sido observado de manera fortuita con una de los altos cargos del régimen de Maduro.
Curiosamente, tres días atrás, se dio el caso de que Pedro Sánchez trató de evitar que Ábalos eludiese que la política Rodríguez pisara territorio español, algo terminantemente vetado en función de las sanciones recibidas por quebrantamiento de derechos humanos.
Tristemente, las palabras del Presidente del Gobierno, una vez más, sonaron a improvisación y con la responsabilidad que suponer verse en el compromiso de tener que cesar a Ábalos en el caso de una posible dimisión que obviamente no se llevaría a cabo.
Pedro Sánchez evitó el encuentro con la número dos de Maduro, con lo cual eludió su posición ante el venezolano, negándose a recibirle oficialmente con el obligado protocolo.
Han sido ya muchos los ciudadanos que ha interpretado como errónea la actitud del ministro español, alegando que incluso debería renunciar de su cargo, gesto que frisa en la ilegalidad si se acreditase que Delcy Rodríguez abandonó el avión en Barajas para pisar territorio español, formando parte de una estrategia fomentada por Zapatero en base a su posición sobre Venezuela.
El ministro por su parte puntualizó que PP, Vox y Cs, han sido los partidos que han exigido su renuncia, si bien lo pretendido no es tumbar a estas formaciones sino al PSOE. La falta de liderazgo por parte de Sánchez es cada vez más evidente, si bien, dicha ausencia, añadiéndole permanentemente las fricciones de Podemos, amenazan con convertir el Gobierno en una olla a presión. Cuyo precio puede pagarse en forma de ingobernabilidad, con las consiguientes consecuencias.
José-Tomás Cruz Varela