Somos muy democráticos
Sr. Director:
Estoy sorprendido –como tantos- ante la situación de nuestro país; sin gobierno, pero con gobierno a golpe de Decretos; sin diálogo, pero nadie es culpable: son los demás los que no quieren dialogar. Pero, a la vez, viendo y oyendo a los medios de comunicación, la sorpresa se transforma en indignación y preocupación porque somos muy democráticos.
Enumero, sin comentarios, algunos puntos que me parecen más importantes. Cada vez hay menos matrimonios y menos hijos, y a eso le llaman “liberación sexual de la mujer”. El aborto es ya aceptado socialmente, porque no es más que la “interrupción voluntaria del embarazo” (más liberación sexual). El divorcio no requiere “motivos”: ¿a qué se comprometen entonces las personas que se casan? (más liberación sexual). La eutanasia no es más que la “muerte digna” del abuelo que molesta: se le “seda” por motivos humanitarios (y se cobra la herencia). Los discapacitados no requieren un trato especial, sino que han de ir a la escuela normal (y nos ahorramos muchos millones). El Sida no tiene nada que ver con la homosexualidad, pero aumenta continuamente en este colectivo. El aparato reproductor es distinto del aparato sexual; ¿para qué sirve entonces este último? (más liberación sexual). El cuerpo humano es una “posesión” que puede “tunearse” a voluntad (¿también el alcoholismo y la drogadicción?). Fumar es malísimo y debe prohibirse, pero beber no: bebe con moderación, es tu responsabilidad. La ley de protección de datos ha hecho posible que todas las empresas comerciales entren en nuestros ordenadores y teléfonos libremente y nos machaquen con mil anuncios; pero si uno va a visitar a un familiar hospitalizado, no le dicen en qué habitación está; más, no le dicen ni si está hospitalizado. Para operarse hay que firmar el “consentimiento informado”, que nadie lee porque o lo firmas o no te operan. Un tal Pere Navarro cuida de que no haya accidentes de tráfico: multas y más multas; y en poco tiempo los peatones tendremos obligatoriamente que llevar casco; cada día una nueva ocurrencia; la patria potestad ha desaparecido: el gobierno se encarga de todo (¿más liberación sexual?). Si la carne de cordero es cara, en Navidad coma conejo…
En resumen: las libertades individuales van desapareciendo una tras otra; sólo queda una: la libertad sexual. En esto ha parado el marxismo y la social democracia. Pero, entonces, por favor, reconozcan a todos el “derecho de admisión”, porque así se evitarán muchos problemas. Antes se decía: pan y toros; ahora: sexo, sexo, sexo. El Estado te hará feliz.