Sr. Director: En navidades suele ser habitual ofrecernos noticias que exaltan los sentimientos humanitarios. Y entre éstas, dan mucho juego las relacionadas con el rescate de animalitos en situaciones de peligro, con la imagen de su salvador en todos los telediarios como efímero héroe de nuestros días. Tratándose de especies domésticas, el relato suele concluir con una preventiva llamada contra la frívola costumbre de regalar cachorritos como si se tratase de juguetes, con el comprobado riesgo de su abandono a los pocos meses, que solo podremos subsanar mediante la recomendable adopción. Y en esta misma línea de noticias también es frecuente alguna sobre hallazgos de bebés abandonados, y como prueba recordemos la del pasado 30 de diciembre y el descubrimiento en Algete (Madrid), por una pareja de guardias civiles, de una bebé recién nacida. Sin embargo, curiosamente, solo dos días antes fue detenido -como si se tratase de un peligroso delincuente- Jesús Poveda, médico y activista provida que cada 28 de diciembre se sienta a las puertas del mayor abortorio de España, la clínica Dator de Madrid, para recabar la atención pública sobre la naturaleza de tan «humanitario» negocio. Pero claro,  como solo se trata de denunciar la programada muerte y abandono de seres humanos indefensos, cuyas pobres mamás han decidido (o las han obligado a decidir) que sus hijos han de morir antes de nacer, este médico es tratado como un vulgar delincuente, y ni siquiera se informa sobre su detención. ¡Otro gallo mediático nos cantaría, si al menos se tratare de un tipo que defendiese los huevos de pajarracos o las vidas de unas cuantas ratas de laboratorio! Miguel Ángel Loma Pérez