El pleno siglo XXI sería inadmisible biológica y científicamente negar la vida humana desde la concepción. En las primeras fases de su desarrollo no es un conjunto o amalgama de células informes, como si se tratara de un quiste o un tumor, sino un organismo humano vivo, en perfecto desarrollo, siguiendo las leyes biológicas que ha puesto el Creador en la naturaleza humana de todas las personas.  Si no es un ser humano desde el instante de la concepción, no llegará a serlo nunca. El erróneo concepto de "preembrión" -que permitiría abortar a un embrión de 14 días por no considerarlo aún ser humano- ha sido negado por la ciencia médica, por la que obviamente debe regirse el jurista, ya que él, como tal, no tiene competencia científica para determinar cuándo comienza la vida. 

En la decisión de los jueces no debería influir el "respeto" a lo que puedan decir determinados medios de comunicación partidarios del aborto (véase las reacciones violentas en USA), porque se supone que un juez no decide en función de lo "políticamente correcto", sino según el juicio de su conciencia, el juicio de la historia y en último término el juicio de Dios. En resumen, la búsqueda sincera de la verdad y el bien.