Desde que Justin Trudeau pidiera perdón por pintarse la cara de negro para disfrazarse de Aladdin su carrera en pro de lo políticamente correcto sigue un ritmo frenético. Ahora el país que preside, Canadá, ha destruido más de 4.500 libros de Astérix... y de Tintín. Según la comisión escolar Providence, responsable de la gestión de 30 planteles católicos y de lengua francesa en el suroeste de la provincia canadiense de Ontario, sus contenidos eran “desactualizados e inapropiados”, ya que presentaban estereotipos negativos de los pueblos indígenas canadienses. La decisión tomada sobre estos libros, aseguraron, forma parte de los esfuerzos para favorecer la reconciliación con estos pueblos.

Tintín

El comité halló que estos libros mostraban, entre otros puntos, recuentos históricos erróneos, imágenes racistas y discriminatorias, sexualización y trato irrespetuoso a prácticas culturales. También eliminó los que contenían los términos “indio” y “esquimal”, considerados peyorativos desde hace varios años. Entre las obras destruidas figuran ejemplares de Astérix y Tintín, así como enciclopedias, novelas y cuentos dirigidos al público infantil. 

Según publica El País, cabe señalar que algunas de las obras eliminadas fueron escritas por autores indígenas.