Por supuesto que lo malo del bitcoin no es la novedad, ni tampoco su enfrentamiento con la soberanía monetaria establecida. Eso es lo bueno, y hasta resulta romántico. 

Lo malo es que su objetivo sólo consiste en ganar dinero. Y cuando el objetivo sólo es ese, la cosa acaba en quiebra y robo... y las cosas se miden por su objetivo, es decir, por su finalidad.

Lea este artículo, si desea más información para caerse del guindo. 

Insisto: las criptomonedas constituyen una estafa global. No podía ser de otra forma. Como todo aquello donde el dinero deja de ser un medio para convertirse en un fin, el universo cripto ya está terminando en una amalgama de ladrones e ingenuos. Estos últimos suelen jugar el papel de víctimas.

Y no, ahora puede ser demasiado tarde para prohibirlo: mucho me temo que ahora lo que deben hacer las personas inteligentes es no intervenir. Y si alguien debe salir, que salga. No consumir bitcoin es la única forma de acabar con el bitcoin.