Esto de las criptomonedas, el bitcoin y compañía, es un submundo que no deja de crecer y de arruinar a las personas... tras haber hecho ricos a los primeros que tomaron la decisión de vender, como sucede en cualquier estafa piramidal.

Es más, se están produciendo por los cinco continentes montones de corralitos y negativas a reintegrar el dinero que se les ha confiado. 

Vayamos por partes, como dijo Jack el Destripador.

En primer lugar, el estado actual de la cuestión se resume en la gran estafa global de las criptomonedas: el mal no ha sido controlado. 

Todo instrumento de intercambio tiene que tener una referencia que acredite su labor, alguien que se responsabilice de él. Si un buen día las monedas carecieran de referencia, mejor volver al trueque...

El Bitcoin, ciertamente, ha hecho ganar mucho dinero -y perderlo- pero esa no es la cuestión. La cuestión es que ha disparado la especulación y, sobre todo, que no aporta nada al bien común. Todo funcionaba antes de la aparición de esta lacra que ha engolosinado a millones de personas amigos del dinero fácil... y si desapareciera mañana, o fuera prohibida la operativa en criptomonedas -y debería prohibirse- nada malo, y algo muy bueno, ocurriría en el mundo.  

Para entendernos, el dinero existe para ser instrumento liberador de deudas, aceptado por todos. Si su valor varía sin ton ni son, según una fórmula matemática, otra ciencia ciega, entonces no nos libera de deudas sino que provoca ruina.

Sí, ya sé que el Estado constituye una referencia peligrosa, pero mejor el Estado que ninguna referencia... como ocurre con el bitcoin, que ni tan siquiera sabemos quién lo inventó

El principal argumento financiero contra el bitcoin es este: todo instrumento de intercambio tiene que tener una referencia que acredite su labor. Es decir, alguien que se responsabilice de él si las cosas van mal. Ese es el oficio de nuestros bancos centrales. Pero no existe un banco central para el bitcoin. Y si un buen día las monedas carecieran de referencia, mejor volver al trueque.

Sí, ya sé que el Estado constituye una referencia peligrosa, tendente a incrementar su poder, pero mejor el Estado que ninguna otra referencia... como ocurre con las monedas virtuales, que ni tan siquiera sabemos quién las inventó.

El Estado sólo debe tener dos privilegios: la moneda y la violencia. Pero esos sí le deben corresponder. Y esto por la razón de siempre: alguien tiene que defender al débil del fuerte

El Estado sólo debe tener dos privilegios: la moneda y la violencia. Pero esos sí le deben corresponder. Y esto por la razón de siempre: hay que defender al débil del fuerte.

Hágame caso, no invierta en criptomonedas. Si lo ha hecho, salga cuanto antes, aunque pierda. Mejor perder algo que perderlo todo.