Ha sido la semana del Caso Nóos. Iñaki Urdangarín ha salido bien librado, aunque lo más notorio ha sido la práctica absolución de la Infanta Cristina. Pero ahora lo que nos interesa es la reacción del Rey Felipe VI que, una vez más, es de justicia decirlo, ha resultado una chapuza. SM Felipe VI es un progre afectado por el Síndrome de Estocolmo marital y social. Está secuestrado por la modernidad, es decir, por lo políticamente correcto. En su apartado marital, es presa fácil para los sentimientos más definidos de su esposa, doña Letizia, partidaria de un mayor rigor judicial… con su cuada y su concuñado. Todo sea por la justicia. Verbigracia: una cosa es no influir en los jueces, y otra cosa es abandonar a tu hermana. Una cosa es la justicia y otra la venganza de la plebe contra el poderoso. Esto es, una cosa es la justicia igual para todos y otra el linchamiento del  poderoso… que mola mucho. Por partes: la infanta Cristina no me cae bien, la veo un punto altiva. Iñaki Urdangarín me cae mucho peor: parece un engreído de los que bate marcas de displicencia y con cierta tendencia a la impunidad. Pero creo que ambos ya han sufrido bastante pena, especialmente Cristina de Borbón y que no se merecen lo que les ha caído encima: una masa sedicente de escarnio, bajo el principio de que, todos somos iguales y, por lo tanto, todos debemos ser linchados salvo los linchadores. ¿Y de verdad cree Felipe VI que su actitud distante con su hermana le va a atraer las simpatías de esos linchadores? Eulogio López eulogio@hispanidad.com