Dos apuntes de El País, en el mismo número, que demuestran la tomadura de pelo turco-siria. Por una parte, la imagen terrible del niño sirio, herido y sedente por un bombardeo en Alepo. Junto a ello, otro artículo del muy progresista Antonio Elorza, nos advierte contra el pérfido Erdogan, ese chico turco que se ha pasado al lado oscuro del NOM (Nuevo Orden Mundial). Ojo, Erdogan (en la imagen) no empieza a ser malo porque se haya vuelto un tirano (siempre lo fue) sino porque, atención, no es "laico" (nunca lo ha sido). El tinglado de la antigua farsa de los comecuras continúa. Erdogan ha resultado -esperemos que hasta ahora- un protegido de la Casa Blanca, porque Obama necesita sus bases militares en Turquía y porque se consideraba un exponente de la gran estafa lanzada desde la Casa Blanca, el segundo gran fracaso de la Presidencia Obama (tras sus atentados contra la vida), es decir, la llamada Primavera Árabe. Asegura Elorza que "el presidente turco ha esperado largos años el momento de llevar a la práctica su manera de concebir el poder, que se asemeja más al conquistador de Constantinopla que al fundador de la Turquía moderna y laica". Dime Elorza: hasta hoy, vuestro campeón, el insigne Obama, ocho años después, ¿no se ha dado cuenta de que su campeón, el islámico Erdogan, era, precisamente, un tirano sangriento? Este Obama siempre fue un tipo bien informado. Pero el problema de fondo sigue siendo el mismo: si eres un comecuras puedes tiranizar a quien te venga en gana. Es la lucha democrática. Ahora bien, si rezas y consideras que la religión es algo más que eso que debe ocultarse en habitación… entonces eres un tirano perseguible. Ya lo dice Julio Anguita: "Insúlteme, pero no me llame progre". Hispanidad redaccion@hispanidad.com