Decíamos ayer que Ana Rosa Quintana ha regresado de vacaciones con energías renovadas. Primero lanzaba un mensaje al presidente Sánchez por su gestión. Ahora, no ha querido dejar pasar la intervención del ministro de Interior respecto al caso del joven homosexual agredido en Malasaña.

No es la primera vez que Marlaska interpreta los hechos antes de que se esclarezcan. Basta recordar el caso del hombre de Valladolid a quien el ministro de Interior acusó de haber matado a su mujer, cuando lo que había intentado era salvarla de un suicidio. Y se quedó tan ancho.