El 7 de febrero podremos quitarnos el bozal. A día de hoy, dos años después de declarada la epidemia de Coronavirus la sociedad española se divide en dos segmentos: todos creen que con esto del Covid les han engañado en parte y algunos piensan que les han engañado en todo. Y todos, absolutamente todos, son conscientes de que seguimos sin saber nada sobre este virus. Ni su origen ni su terapia. 

Pero el miedo se vence con la rutina y con nuestra tendencia a la comodidad. Durante los últimos meses he comprobado cómo la gente rompía la regla de llevar el bozal puesto en el metro y autobuses, cada día más, y preguntaba a los taxistas si podía ir sin mascarilla. La respuesta solía ser la misma:

-Vaya como quiera, yo me pongo la mascarilla por miedo a la multa. 

Ninguno pensaba que sirviera para algo mientras en RTVE se escuchaba la cantinela de los "expertos", exigiendo, por nuestro bien, que llevásemos las mascarillas y que nos inyectáramos la dosis decimoprimera de la vacuna.

El Sanchismo es inteligencia para la propaganda, que no para la libertad: cuando la opresión está a punto de hacerse insoportable... cambia de cadena. No sé si saben que, con el Covid, Pedro Sánchez consiguió un "éxito de país". Vaya que sí. 

Pero lo importante es que el 7 de febrero podremos quitarnos el bozal.