El bazar de aparatos electrónicos japonés BUYMA acaba de emitir un spot que, de no ser por unos "drones, nunca habría pasado la rigurosa censura del país nipón. En el spot, creado por la agencia Dentsu y el director creativo Takashi Sakuma, aparecen un par de bailarines totalmente desnudos, a excepción de unos calcetines que cubren sus pies. Pero en realidad las partes nobles de los artistas son tapadas hábilmente con la ayuda de unas banderas blancas que llevan unos cuantos de "drones". La gran sorpresa llega al final del "spot", cuando se ve que los bailarines no son los únicos que van desvestidos, sino que todo el equipo creativo va en pelotas. Las posaderas de todo el equipo están en exposición permanente. Un spot pornográfico y de mal gusto. La campaña publicitaria, que según recogen algunos medios especializados de Japón, solo se ha emitido una vez por televisión, podría ser un homenaje a los "drones", que en 2015 han protagonizado numerosos titulares en el país. Algunos momentos memorables incluyen el aterrizaje de un "dron" en el techo de la residencia del Primer Ministro. La desregulación de los "drones" que permite a empresas como Amazon utilizarlos para llevar las compras a sus clientes o los drones "anti-drones" de la policía nipona. Extraordinaria creatividad con el sincronizado movimiento, de estos aparatos voladores, con la danza de los bailarines. Sin embargo, se debe tener en cuenta que un buen anuncio, una acertada publicidad, un mensaje publicitario no equívoco será aquel que presente al ser humano con toda su significación y con toda su trascendencia. La gran equivocación de la mala creatividad publicitaria es considerar al hombre o a la mujer en función de su sexo y no de su dignidad como persona humana. El anunciante ha de procurar saber poner en circulación su mensaje publicitario para atraer la atención de un público determinado, pero sin que la persona se sienta engañada, insultada, degradada o, como si la persona se viese desnuda ella misma. La publicidad pornográfica no es efectiva y no vende. Clemente Ferrer clementeferrerrosello@gmail.com