Zapatero es suave en las palabras y agresivamente sarcástico en los gestos y el tono que emplea al pronunciarlas. Cuando le preguntan si va a hacer caso a las peregrinas ideas de IU sobre la retirada del embajador ante la Santa Sede, el presidente se muestra afable con el nuncio, Manuel Monteiro de Castro, uno de los casi 1.000 asistentes al desayuno convocado por el Foro de la Nueva Economía: "Tengo mucho aprecio por el nuncio. Es un buen nuncio y una buena persona" y cuenta anécdotas simpáticas como que tiene pendiente quedar con él a tomar un caldo.

Pero a continuación se muestra sorprendido por que se le acuse de una ofensiva contra la Iglesia: "Resulta que estamos todos en Navidad, fechas de paz, de unión, entrañables, y el 30 de diciembre, justo en la mitad entre la Natividad y la Epifanía de Nuestro Señor… dos cardenales dicen nada más y nada menos que las leyes de un gobierno democrático hacen retroceder los derechos humanos y disuelven la democracia". Añadan un tonillo de sorna cuando dice eso de la "Natividad y la Epifanía de Nuestro Señor", una sutil burla que se convierte en mala uva a medida que avanza en sus explicaciones: "No nos van a callar".

Más guasa. Zapatero dedica un par de minutos a la apología del divorcio y asegura que no hay más divorcios por el hecho de que exista una ley del divorcio express, sino porque se da respuesta a lo que él considera que era una demanda social. En esta ocasión no tocaba hablar de "leyes moralizadoras". El caso es que cuando a ZP le ríen las gracias, se crece, y añade en tono club de la comedia: "Claro que el número de anulaciones tampoco ha descendido". Más risitas de los incondicionales. Y eso que el presidente asegura que jamás le diría a la Iglesia lo que tiene que hacer para conseguir sus objetivos.

Por último, Zapatero dice respetar que la Iglesia no esté a favor de la "Interrupción Voluntaria del Embarazo" o los "matrimonios homosexuales", pero entiende que "no es real ni asumible" decir que es una disolución de la democracia o un retroceso de los derechos humanos. "Las cosas en su sitio y cada uno en su sitio", concluyó.