Y es que así se lo han prometido a ZP nada menos que el vicepresidente económico, Pedro Solbes, y el director de la Oficina de Económica de Presidencia, David Taguas, así como la responsable de Economía del PSOE, Inmaculada Rodríguez-Piñero. La crisis ya ha llegado, en forma de paralización del crédito, pero la economía real, es decir, Juan Español, no la sentirá hasta el segundo semestre de 2008. Y para entonces, el vencedor del 9 de marzo tendrá por delante toda una legislatura.
Por tanto, la política económica del PSOE seguirá basada en salarios bajos (a pesar de la subida de las rentas más bajas vía SMI, la medida más social tomada por el Gobierno ZP), impuestos altos (España es, con ZP, el país de la UE donde más sube la presión fiscal) y vivienda cara.
Preocupa un tanto la inflación oculta, que la Patronal y los Servicios de Estudios de los grandes bancos cifran en el 7%, sobre todo en los productos básicos, en la cesta de la compra, pero es igual: el Instituto Nacional de Estadística ha certificado que la economía española creció un 3,8% durante el tercer trimestre del ejercicio, dos décimas menos que a 30 de junio, siempre en tasa anual. Eso supone que, se cerrará el año con algunas décimas menos, pero todo lo que sea creer por encima del 3% significa en España creación de empleo neto. Conclusión: la economía no preocupa.
Y ahí radia el cambio de estrategia. El PSOE se ha colocado en el lugar del PP y pretende que la lucha antiterrorista y la cuestión territorial sean la clave de la futura legislatura. Si la mayor ilusión de Zapatero en la legislatura que ahora concluye ha sido pacificar el País Vasco -y le ha salido mal- para la próxima pretende "cerrar la Constitución", es decir un pacto de Estado, pero no con el PP, sino con todos los nacionalismos para cerrar el mapa de las autonomías, a ser posible omitiendo el concepto de España federal.
En política terrorista más dureza, por encima de la que ejecuta el Partido Popular, todo ello hasta que ETA se avenga a negociar en otros términos.