Dividir al enemigo: los "malos", según el presidente del Gobierno, son los obispos de Madrid y Valencia, esto es, los que directamente criticaron las leyes contra la vida, la familia y la libertad de enseñanza; el bueno, es monseñor Ricardo Blázquez, obispo de Bilbao. Consigna monclovita a los medios afines: la concentración del día 30 en defensa de la familia cristiana... fue "el mitin de Madrid". Durante la Pascua Militar, el presidente del Gobierno advirtió que, por el momento, no se renovará el Concordato entre España y la Santa Sede, como pide Izquierda Unida. La amenaza del Ejecutivo coloca a la Conferencia episcopal ante el ineludible reto de lanzar un documento conjunto antes del 9 de marzo, recalcando los principios no-negociables para electores y elegidos católicos
Cuando llegó al poder en 2004, al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no le importaba nada la influencia de la Iglesia en la sociedad española, porque la consideraba nula. Así se lo confesó al líder del Partido Popular, Mariano Rajoy –asimismo poco amigo de la clerecía- y así se lanzó a una política de exterminio de esa influencia "residual". En fondo, especialmente con las reforma del Código Civil y las ley de embriones, y en forma, con una agresividad formal contra los cristianos nunca vista en toda la etapa democrática española.
Así ha sido durante tras años, pero todo empezó a cambiar cuando l postura firme de la Iglesia, especialmente en defensa de la vida, la familia y de la libertad religiosa y la re-escritura de la historia, comenzó a preocupar al ZP en lo único que le duele: la pérdida de votos que le puede alejar de La Moncloa.
Entonces vino el acercamiento del PSOE a los cristianos, pero el acuerdo no fue posible porque la Iglesia hizo lo único que no puede dejar de hacer: hablar. Lo hizo el 30 de diciembre, festividad de la Sagrada Familia y convocó una concentración en defensa de la familia cristiana en la que no hubo tribuna de autoridades para que ningún partido, especialmente, el PP, pudiera instrumentalizarla. El éxito de la manifestación ha hecho que la política interesadamente conciliadora del Ejecutivo con la iglesia saltara hecha pedazos.
Así, Zapatero aprovechó la celebración de la Pascua Militar para hacer un parte, perfectamente programado, con los periodistas y difundir, sin el riesgo de las grabaciones, un mensaje muy claro: está enfadado, pero no con los cristianos ni con la Iglesia, sino con los obispos de Madrid, cardenal Rouco Varela, y de Valencia, García Gasco, que fueron los que más claro hablaron en el acto del 30 de diciembre. Por contra –divide y vencerás- ZP alabó la "sensatez" de monseñor Ricardo Blázquez, arzobispo de Bilbao y presidente de la Conferencia Episcopal española (CEE).
De hecho, los medios gubernamentales llevan una semana repitiendo que "Blázquez se desmarca –es el término más utilizado- de Rouco", y esto por los motivos más fútiles. No sólo eso, sino que ha vuelto la era de las consignas monclovitas. Así, desde la radio y la televisión pública se refieren al "mitin de Madrid", en relación a un acto donde el personaje más citado fue Jesucristo y donde se cantaron salmos, canciones religiosas y sólo hablaron líderes de movimientos religiosos -Neocatecumenales, Comunión y Liberación, Renovación Carismática, Comunidad de San Egidio, etc-, y obispos, y donde la talla de la Virgen de la Almudena, patrona de Madrid, procesionó entre los presentes. La expresión "mitin de Madrid" es repetida cada día pero uno de los periodistas a sueldo del Gobierno: el director del programa matinal (en días como hoy) de Radio Nacional de España, Juan Ramón Lucas.
De todas formas, todo ello revela un dato relevante. Hasta ahora, los principales asesores de ZP, Miguel Barroso, José Enrique Serrano, Fernando Vallespín, presidente del CIS, y un renacido Rubalcaba, soñaban con una Iglesia dividida entre la Jerarquía ya las comunidades de bases, el pueblo fiel, Pero como a esta alturas lo de la "iglesia de base" ya no se lo cree nadie, urge dividir a la propia cúpula episcopal.
Por lo demás, ZP utilizó de "sométete por la vía del diálogo o te sacudo". Así, y dado que había algunos obispos "sensatos" como monseñor Blázquez, ZP consideró que la propuesta del líder comunista Gaspar Llamazares de revisar el Concordato con la Santa Sede -que regula en España las relaciones entre el Estado y la Iglesia- no figura en la agenda del Gobierno... por el momento.
Todo ello coloca a la Conferencia Episcopal ante le reto ineludible de manifestar su unidad a través de un comunicado conjunto previo al 9 de marzo, día de la convocatoria electoral. El secretario de la Conferencia, monseñor Martínez Camino, ya está trabajando en ello, sobre la idea motriz de los llamados principios no-negociables –terminología de Benedicto XVI- para un católico, sea elector o elegido, en política. Dicho de otra forma: aquellos principios a los que ni electores ni elegidos católicos pueden renunciar. Cuando más claro sea ese mensaje, más perjudicado electoralmente resultará el PSOE... pero también el PP, partido tibio –por decir lo menos- en las materias que Benedicto XI consideran no-negociables: vida, familia, libertad educativa y bien común.