Un grupo de indignados bajo la firma de nuevo cuño Afectados por la Hipoteca de Madrid han sido desalojados de la Catedral de la Almudena de Madrid. He visto en televisión como una mujer, no ya indignada, sino indignadísima, aparece ante las cámaras de televisión, para explicarnos a todos que un pérfido cura, aliado de la banca que les oprime "nos ha ultrajado en nuestros derechos", a resultas de lo cual, nuestra ultrajada ha tenido que abandonar el templo catedralicio madrileño.
Y es que últimamente, los derechos son ampliables, inconmensurables y eternos. Se dilatan en el tiempo y en el espacio y no conocen límites. Muy propio de quienes hablan de derechos humanos como si hablaran de Dios (que no con Dios).