El grupo francés Publicis y el norteamericano Omnicom abandonan su proceso de fusión.
Excelente noticia. Sí, hombre sí, los periodistas económicos, contaminados por el capitalismo -que no liberalismo- imperante, que toda fusión es buena: toda fusión en un horror.
No se ha roto por esto la fusión franco-norteamericana, ciertamente. Se ha roto porque el francés Maurice Lévy no estaban dispuesto a que el norteamericano John Wren (ambos en la imagen) se impusiera. Porque los franceses son menos tontos que los españoles y, por tanto, son más nacionalistas. Saben la importancia de que las grandes decisiones de inversión se tomen en Francia, no en Nueva York.
Observen cómo en Europa se habla de derechos (tenemos derecho a todo), no de libertades. Y no es lo mismo, se lo aseguro. La libertad reina en la libre concurrencia que es, traducido: igualdad de oportunidades para grandes y pequeños. Cuantas más fusiones, menos pequeños y más grandes dominando a los pequeños. En plata: los derechos son algo que te otorga otro y que depende de otro: la libertad es algo que fabricas tú y que siempre va unido a la responsabilidad individual.
En concreto, el sector publicitario está controlado por muchas multinacionales. En paralelo, a pesar de la irrupción de internet, que afortunadamente ha fraccionado la información (cualquier página puede tener más influencia que los grandes multimedia) el proceso de fusión de grupos multimedia se intensifica. Al final, las pocas multinacionales de la publicidad se unen en un pútrido oligopolio, a las grandes multinacionales de la publicidad. Y eso, claro, ya saben lo que significa: reducción de la libertad de expresión y del pluralismo informativo.
Así que me encanta que haya fracasado la fusión Publicis-Omnicom. Es una buena noticia para la libertad informativa. Cuando dos grandes se fusionan piense que le están metiendo la mano en su bolsillo pero, sobre todo, que están constriñendo la libertad de todos, la suya y la mía.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com