La solvencia de los países cada día depende más de las agencias de calificación.
Aunque se veía venir, lo que demuestran los siguientes pasos a la crisis política portuguesa es que los países cada vez tienen menos fuerza y están en manos de los mercados y las agencias de calificación.
Menos de dos días después de la dimisión de José Sócrates como primer ministro luso, la agencia Standard & Poor's ha rebajado la calificación del país en dos grados, pasando de A-, a BBB. La razón esgrimida es que los hechos elevan la incertidumbre política en el país, lo que podría dañar la confianza de los mercados e incrementar los costes de refinanciación de Portugal. Pero, curiosamente, con esta rebaja, lo que se está haciendo es eso: desconfiar del país e incrementar los costes de refinanciación. Como bien decía el primer ministro griego Papandreou, se trata de una "profecía autocumplida".
Pase lo que pase en Portugal, quien tome las riendas del país está abocado a seguir lo que los mercados le marquen, de manera que la soberanía de la deuda pasa a manos del mercado. Y aunque en el Consejo Europeo los líderes de los Estados miembros no han tratado el tema de Portugal directamente, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, ya ha valorado el coste del rescate portugués en 75.000 millones de euros. Eso sí, Bruselas ha aprobado la creación de un fondo permanente para rescatar a países de la bancarrota.
Andrés Velázquez
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