El conocido director británico Danny Boyle estrena Trance, con el que, de alguna forma, regresa a los orígenes de su carrera con propuestas argumentales más duras como fueron A tumba abierta o Trainspotting.
Trance es un thriller negrísimo, con un toque psicológico tremendamente complicado, que recuerda algunas películas del director Christopher Nolan como Memento u Origen.
Simon, que trabaja en una sala de subastas, se alía con una banda de criminales para llevar a cabo el robo de un cuadro de Goya titulado Vuelo de Brujas. Pero, en el transcurso de ese asalto, Simon pierde la memoria y no recuerda donde lo ha escondido. Sus socios, incrédulos ante esa situación, recurrirán primero a la violencia para extraerle la verdad para acabar contratando a una hipnoterapeuta que intente meterse en su mente…
Como suele ser usual en las películas de Boyle, Trance está rodada de forma magistral y trepidante con un arranque que atrapa. Pero, a medida que avanza su desarrollo, y sus enrevesados giros argumentales, hay elementos que no acaban de encajar y chirrían, por innecesarias y explícitas, algunas imágenes violentas y de sexo. Ello conduce a que la película va interesando menos porque se limita a ser un puzzle curioso que intenta abarcar temas como la violencia de género, las obsesiones o el deseo.
James McAvoy, Vicent Cassel y Rosario Dawson conforman un triángulo, más sexual que amoroso, que incluye un desnudo integral de Rosario que es, desgraciadamente, uno de los temas más mencionados cuando se habla de esta película.
Para: Los que vean todo tipo de thrillers, incluso los que no son redondos como éste