Toma de posesión Isabel García Tejerina (en la imagen) como nueva ministra de Agricultura. El ministro saliente, Miguel Arias-Cañete, la presenta como una mujer de grandes contactos en Bruselas y como gran experiencia en el sector. La televisión traduce: tiene un perfil más técnico que político. Y todos asentimos: qué bien, alguien que entienda, no un político. Porque, no sé si saben, resulta que los políticos están muy mal vistos.

Pues a mí me preocupa. Veamos, el Ministerio de Agricultura debería tener su sede en Bruselas, porque todo su desarrollo se fía a las subvenciones monetarias a cambio de los recortes en producción, es decir, la política agraria común (PAC), eso que está empobreciendo a los países pobres, que no pueden competir con el agro occidental.

Lo explicaré de otra forma. Un técnico como Tejerina, un buen técnico, se preocupará de que a España lleguen más subvenciones de la PAC. Ese es su oficio y orientación. Pero nunca se planteará el cambiar la PAC, o acabar con la PAC. Intentará extraer lo mejor del modelo, pero no se planeará cambiar el modelo. Y el problema, ciudadanos y ciudadanas, es el modelo. El problema es la PAC.

Un político sí que se puede plantear cambiar el modelo y buscar un sustituto a las subvenciones agrícolas, porque las subvenciones siempre son malas. En concreto, las PAC europea y su gemelo, las Farm Act norteamericanas, son en buena parte responsable del hambre en el mundo pobre. Como lo son los mercados financieros de materias primas, especuladores con el hambre y la miseria de millones de personas.

No sé si es bueno ser técnico, casi prefiero a los políticos. De la misma forma que pienso que de ministro de Sanidad cualquiera menos un médico y de ministro de Educación cualquiera menos un profesor.     

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com