Y mientras, Janli Cebrián, embajador en España de este instrumento NOM, aprovecha el cónclave para salvar su desastrosa gestión en PRISA.

Tenemos una vicepresidenta que es la repera. Doña Soraya Sáenz de Santamaría, natural de Pucela, nos sorprende cada día. Lo mismo se apunta a recitar un pregón de Semana Santa en la Catedral de Valladolid como a participar en la reunión anual del selecto Club Bilderberg (en 2012 toca Estados Unidos), secreto y elitista, es decir, las dos condiciones que califican a una institución como reprobable. Pero no mitifiquemos Bilderberg. Ciertamente, es un puntal del Nuevo Orden Mundial (NOM) pero el NOM no controla el mundo desde la sombra, aunque le gustaría mucho. El NOM no es otra cosa que uno de los enemigos, uno más, de la Iglesia de Cristo, una muestra, una más, de la progresía relativista, como lo fue la Trilateral o lo es la nueva ingeniería social anticristiana que pilota Naciones Unidas.

El NOM es enemigo del Cuerpo Místico de Cristo y, por tanto, de la humanidad. Como sociedad secreta siempre ha estado en guerra con la libertad individual primera, la libertad de elegir entre el bien y el mal; como elitista, pretende que los poderosos –los más capaces, según ellos- imperen sobre los humildes.

En suma, Bilderberg, como todo grupo elitista, como los masones antes o el lobby editorial hoy, es profundamente antidemocrático. Además, pretende, a través del control demográfico, una de sus obsesiones, solucionar los problemas del mundo a costa de reducir el número de humanos.

Vamos, lo de siempre: la lucha del poder del Mundo contra el Reino de Cristo, que es un rey de libertades. Pero no nos perdamos entre tanta polvareda: en la práctica, Bilderberg no es otra cosa que elevadas disertaciones de los notables invitados para arreglar el mundo –verdadero canto a la egolatría- y una práctica que consiste en contactos públicos –manteniendo el 'glamour' del secreto de los iniciados- para arreglar negocios privados.   

En 2012, Bilderberg ha elegido una población del Estado de Virginia (Chantilly) no muy lejos de la Casa Blanca, controlada por un hombre NOM, como es Barack Obama, en lucha por la reelección. Para acudir a la cita, la pucelana Soraya ha abandonado su tarea como portavoz del Gobierno en plena crisis, y ha sido el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro quien ha asumido el riesgo. Y no lo ha hecho nada mal. Para disimular, Soraya se fue a visitar a Christine Lagarde, aunque todavía no sabemos para qué, pues la una niega que España haya pedido ayuda al FMI y la otra no explica el porqué de la entrevista.

España tiene derecho a dos invitados anuales en Bilderberg. Este año han sido la mencionada Soraya y el director general de Caixa, el banquero Juan María Nin. Pero, ¿quién elige a los dos agraciados? Pues dos grandes progresistas españoles: el todavía Ceo de PRISA y presidente de El País SA, Juan Luis Cebrián y el empresario, José Manuel Entrecanales, el fautor del mayor pelotazo de la historia empresarial española –Endesa- con la que perdimos la primera eléctrica del país a manos del Gobierno italiano, el mismo que mantiene excelentes relaciones con dos partidos irreconciliables (PP y PSOE), el patrón verde, muy verde… que se está incrementando su fortuna con las subvenciones públicas para la energía más cara de todas: la solar.

Por su parte, el periodista Janli Cebrián sabe que necesita salvar a PRISA de la quiebra y por eso ha puesto mucho cuidado en invitar a Bilderberg a uno de los principales acreedores de PRISA (aunque el primero es el Santander de los Botín) y sobre todo, a la todopoderosa vicepresidenta, doña Soraya, porque PRISA necesita que el Gobierno obligue a los bancos españoles a que el consorcio editorial progresista no pague lo que le debe (deuda bancaria de PRISA a 31 de marzo: 3.600 millones de euros). Y no lo duden: desde Moncloa ya se ha advertido a los bancos que PRISA no puede caer.

¿Para qué se va a Bilderberg? Ante todo, para enaltecer el propio ego. ¿Para que invitan Cebrián y Entrecanales a Bilderberg? Para salvar sus propios negocios con cargo al dinero de los demás, sea este dinero público o dinero privado bancario (que es dinero de los clientes, no del intermediario financiero.     

Por lo demás, todo está en orden.