A la hora de cerrarse la edición de Hispanidad correspondiente al martes, todo el sector parecía concluir que la reunión del consejo de la Comisión Nacional de la Energía iba para largo y que hasta última hora de la tarde, si acaso, no se conocerían las conclusiones a las que había llegado el organismo que preside la diputada socialistas catalana, Mayte Costa.
Pero lo que sí se sabe es que, al final, la decisión política definitiva sobre la OPA de Gas Natural sobre Endesa corresponde al vicepresidente Pedro Solbes, que ha mandado dos avisos: el primero, que no va admitir posturas enfrentada entre los distintos órganos reguladores: CNE, CNNMV, Tribunal de Defensa de la Competencia, Servicio de Defensa de la Competencia, etc. No quiere ser él quien decida, y mucho menos contra el parecer de los técnicos.
En segundo lugar, Solbes tampoco está dispuesto a aparecer como un agente de Gas Natural, por lo que preferiría que la solución final sea la que se vislumbra: un sí a la OPA con fuertes condiciones, condiciones que en especial afectarán a la venta de activos de generación de Gas Natural a Iberdrola.
Mientras tanto, el ministro de Industria José Motilla, del que depende la Secretaría General de la Energía sigue intentando reducir a la obediencia al díscolo Jorge Fabra, consejero de la CNE en representación del PSOE pero hombre amante de sus propias ideas y poco amigo de las presiones políticas. Dado que el informe de los técnicos de la Comisión era muy fuerte contra la OPA, la solución se plantea difícil, pero todo parece llevar a las siguientes premisas: 1. Será el mercado el que decida y GN deberá mejorar su oferta. 2. Iberdrola no podrá cumplir su sueño de hacerse con el 33% de los activos de Endesa, de forma directa, en especial en generación. 3. Es probable que La Caixa se comprometa más, no menos, en la operación, algo que en principio no desea.