Zapatero cometió ayer dos errores al reconocer que la marcha atrás fue una rectificación y no un error como había defendido Salgado. En primer lugar, desautorizar a su vicepresidenta económica, lo último que hay que hacer en estos momentos. Lo segundo, reconocer que lo que ha habido es una rectificación por las presiones de los ayuntamientos. Una chapuza que no ayuda a despertar la confianza y la credibilidad internacional en este Gobierno.
Pero es que además de ser una chapuza es una ilegalidad. Algunos juristas consultados consideran que habría que volver a aprobar el decreto por el Consejo de Ministros. Como probablemente el Gobierno no hará tal cosa, algunos ayuntamientos y sindicatos de funcionarios ya han anunciado que presentarán un recurso. Este miércoles lo anunciaba el alcalde socialista de Zaragoza, Juan Alberto Belloch. Toda una brecha interna en el PSOE. Pero también los funcionarios aprovecharán este resquicio legal para recurrir el conjunto del decretazo. Y es que para gobernar, rectificar puede ser un principio, como dice Zapatero. Pero también un final.