Esta autopista ha sido construida gracias al presidente de la Nación. Este es el cartel que pueden leer los conductores que circulan por alguna de las autovías del gran Buenos Aires.
La modestia del máximo mandatario argentino se deja ver en que el Presidente, en ningún momento presume de haberla construido él con sus propias manos. No señor, simplemente acredita que fue construida gracias a él. Su humildad no conoce límites, por lo que el letrero evita citar a su persona, a Néstor, el amigo de todos los argentinos, y tan sólo alude al cargo, el de Presidente de la Nación mismamente.
En La Casa Rosada comienza a ocurrir lo mismo que en la España de Franco. El poder no radicaba en poseer más competencias sino en lo cerca que se estuviera del Palacio de El Pardo. Por eso, los dignatarios extranjeros, tanto políticos como empresarios, prefieren tratar directamente con la cabeza, con el hacedor de autovías. Es la única manera de no toparse con sorpresas al negociar con aquel querido país hispano.
Y claro, ello está provocando un bloqueo del Presidente que, aunque pingüino -así se denominan a los argentinos procedentes del helado sur austral, como es el caso de D. Néstor- lleva adelante una moderna política de obra pública.