Hasta el final de la legislatura, hasta 2012, sufriendo las penas del infierno, allá en la soledad de Moncloa, sólo ante el peligro, sacrificándose por el país, ZP se queda, por responsabilidad. Para arreglar los entuertos, a pesar de la oposición de izquierdas y de la derecha, a pesar de las calumnias de sus propios compañeros socialistas, a pesar de las ironías mordaces de su antecesor Felipe González, soportando la mofa y ludibrio de toda Europa, el chuleo del amigo americano, de Obama, y el escarnio de los plumíferos... Zapatero se queda, por responsabilidad, para sacarnos de la crisis a los españoles. Plantando cara a la infamia, el hombre que ha conseguido dos millones de parados más, no puede marcharse, así, sin más: debe conseguir, por lo menos, los seis millones y entonces se quedará, para arreglarlo de nuevo, por pura responsabilidad.
Y luego dirán que España no es divertida. El país más divertido del mundo. Tenemos un presidente al que tendrá que echarle de Moncloa la Guardia Civil. ¡Ay que risa, tía Felisa!
Eulogio López
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