El asesinato del ministro caldeo de Mosul pone al descubierto la persecución contra los cristianos en Iraq
La muerte de monseñor Paulos Faraj Rahho, arzobispo de Mosul de los Caldeos, presuntamente a manos de radicales islámicos, ha coincidido en el tiempo con la apertura de la primera iglesia católica en Qatar.El primer ministro iraquí ha afirmado que el asesinato busca dividir al país, pero lo cierto es que es un ejemplo más de la persecución a los cristianos, siempre vigente en Iraq, pero que ahora se ha multiplicado, dado que de la tiranía de Sadam Husein se ha pasado al terrorismo de corte fundamentalista, ferozmente anticristiano.
Por otra parte, la apertura de la primera iglesia católica en Qatar recuerda la falta de reciprocidad que existe entre el área islámica y Occidente en materia de la libertad religiosa.