Pues valiente tontuna, don Alfredo. Sí, también si lo reducimos a los grandes patrimonios. Se entiende que un hombre ya pagó por lo que ganó como renta, ahora convertida en patrimonio. Por tanto, este gravamen es injusto.

Y los impuestos no deben aplicarse según su eficacia recaudatoria, o para evitar una fuga de capitales o de actividad, sino según resulten justos o injustos.

Además, el patrimonio solo genera nuevas rentas cuando se utiliza como actividad productiva. Por tanto, sin necesidad de promulgar ningún impuesto específico sobre el mismo, el patrimonio produce rentas y a las rentas se las grava.

Pero yendo al fondo de la cuestión. A la gente no hay que juzgarla por lo que tiene, sino por lo que gana. Y aún más que por lo que gana, por lo que gasta. De ahí que los impuestos indirectos sean los más justos y los que deberían tener una horquilla más amplia de tarifas para distinguir entre productos de primera necesidad y aquellos que no lo son ni de última.

En cualquier caso, don Alfredo: no se trata de aumentar los ingresos del Estado sino de reducir sus gastos. Para ganar en libertad. Pero si precisa subir impuestos -como producto de su mala gestión- la subida menos dañina sería la del IVA. Una nueva subida, se entiende.

Y más, Rubal 'el Rojo' propone gravar los beneficios de bancos y cajas de ahorros. Bueno, no se sabe qué es exactamente lo que propone, dado que primero empezó a hablar de tasa sobre las transacciones financieras (estilo Tasa Tobin) y luego de grabar los beneficios.

Los beneficios no conviene que los toquen. Como se puede hablar de gravar el beneficio bancario cuando, por culpa del Gobierno, bancos y cajas están sufriendo una reestructuración salvaje que les hace megadependiente de los mercados financieros. Mejor que dedicarán más porcentaje del beneficio a reservas, como antes se hacía.

Pero, sobre todo, volvemos a la justicia. Imponer un impuesto extra a la banca es una chorrada. Más valdría que le hiciera pagar el 35% de impuestos de sociedades sin desgravaciones de ningún tipo (ningún banco paga ese porcentaje y, al final, la pyme paga porcentualmente más que la gran empresa o la gran banca).

Otra cosa es imponer una tasa o un impuesto a las operaciones financieras especulativas. Tobin nunca habló de gravar el beneficio de la banca sino de gravar las transacciones de divisas, el mercado más especulativo de todas. Pero el demagogo Rubalcaba -si les das la espalda, te la clava- no ha llegado tanto en su discurso triunfal del pasado sábado. El sólo quiere parecer ante sus huestes como el fustigador de los banqueros, algo que considera le proporcionará muchos votos.

En cualquier caso, no se trata de aumentar los ingresos del Estado -o sea, los impuestos- sino de reducir sus gastos. Esta vez, Rubal 'el Rojo' se ha pasado de frenada, y de demagogia.

Eulogio López

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