Lo peor de la crisis actual consiste en que se está llevando por delate la pequeña propiedad: no quiebran las grandes empresas sino pequeños comercios, pequeños profesionales, autónomos, alguna empresa de 10 trabajadores, y alguna promotora de 25. En definitiva, los que más producen y los que más empleo crean. Les falta liquidez y los grandes no les exprimen y no les pagan a tiempo, mientras los bancos no les descuentan efectos.
Los bancos están tomando dinero público al 1% e invirtiéndolo en deuda pública al 3%, es decir, toman dinero del Estado y lo invierten en el Estado para que el Estado les dé más. Es un negocio seguro, sí señor, con el que compensan los créditos morosos otorgados antes de la crisis o mantenidos al comienzo de ella.
Pues bien, hay que resucitar los coeficientes de inversión. Históricamente, esos coeficientes financiaron grandes obras o sectores estratégicos, ahora deben financiar a la pyme, a la fuerza.
¿Una medida poco liberal? Según se mire. El enemigo del liberalismo es el grande, siempre jugador de ventaja, independientemente de que sea público o privado. Es el grande, sea privado o público, quien destroza la igualdad de oportunidades, esencia misma del liberalismo.
Eulogio López
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