En lugar de dibujar en un papel fusiones de cajas de ahorros -en especial la sutilísima Caja del Ebro, que, al parecer pasa por Canarias- lo que debería hacer el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, sería resucitar los coeficientes de inversión. Sí, como suena, así de intervencionista.

Lo peor de la crisis actual consiste en que se está llevando por delate la pequeña propiedad: no quiebran las grandes empresas sino pequeños comercios, pequeños profesionales, autónomos, alguna empresa de 10 trabajadores, y alguna promotora de 25. En definitiva, los que más producen y los que más empleo crean. Les falta liquidez y los grandes no les exprimen y no les pagan a tiempo, mientras los bancos no les descuentan efectos.

Los bancos están tomando dinero público al 1% e invirtiéndolo en deuda pública al 3%, es decir, toman dinero del Estado y lo invierten en el Estado para que el Estado les dé más. Es un negocio seguro, sí señor, con el que compensan los créditos morosos otorgados antes de la crisis o mantenidos al comienzo de ella.

Pues bien, hay que resucitar los coeficientes de inversión. Históricamente, esos coeficientes financiaron grandes obras o sectores estratégicos, ahora deben financiar a la pyme, a la fuerza.

¿Una medida poco liberal? Según se mire. El enemigo del liberalismo es el grande, siempre jugador de ventaja, independientemente de que sea público o privado. Es el grande, sea privado o público, quien destroza la igualdad de oportunidades, esencia misma del liberalismo.

Eulogio López

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