Una cosa es poseer y otra mandar. Ambas funciones suelen ir unidas, pero no necesariamente. Por ejemplo, la propietaria de FCC es Esther Koplowitz, pero quien manda es Rafael Montes, consejero delegado de la matriz toda vez que Marcelino Oreja, el presidente, perdió sus galones ejecutivos un año atrás. En el entretanto, todo hay que decirlo, fue fiel a las hermanas Koplowitz cuando se marchan Alberto Cortina y Alberto Alcocer. Montes es quien plantó cara a Vivendi primero y a Acciona después, y Esther, tras la marcha de su hermana Alicia, se siente agradecida al ejecutivo.
Ahora bien, Montes no está dispuesto a ser sacrificado y ha boicoteado el fichaje de Catellano, sabedor de que todo el equipo directivo le obedece ciegamente. El plan de Esther Koplowitz era lógic está agradecida a Montes pero éste roza los 70 años de edad, mientras que castellanos tiene 58. Recientemente, el ex hombre fuerte de Inditex, acostumbrado a trabajar con un accionista propietario que no quiere ser gestor, como es Amancio Ortega, fue clasificado como el ejecutivo número 25 del mundo en el ranking de Financial Times, que alguna importancia tiene. El asunto era que comenzará como presidente de la cementera Portland Valderrivas pero ya como consejero de FCC, y que en el transcurso de un año accediera a la Presidencia con la consiguiente jubilación de Montes. Sólo que Montes prefiere no dedicarse a cuidar el jardín.
Al final, ambas partes han decidido, de mutuo acuerdo, renunciar al fichaje. Amigablemente, porque de otra forma la acción podría sufrir en bolsa. El único problema es que la sucesión entre FCC continúa pendiente. Mejor, hay dos sucesiones pendientes, la del equipo ejecutivo y la de la propiedad.