Es una forma de protestar por parte de la redacción, no ya contra el convenio que conlleva reducción de salarios, sino contra el estado de cosas que vive el Grupo Polanco: una deuda pavorosa que ha llevado a echarse en manos de los tiburones financieros de Liberty, llegados para desguazar el imperio Polanco y despedir a miles de trabajadores.
Tienen razón los cuatro 'dires': lo mejor es responsabilizarse del propio trabajo, aunque lo cierto es que la ley -se firme o no- exige, ante cualquier denuncia, la identificación del autor y la corresponsabilidad de director y editor.
Ahora bien, si se ha llegado a la actual situación es por la ambición desmedida de un grupo de presión, cuyo CEO ahora es uno de los firmantes, Juan Luis Cebrián, de aumentar su poder día a día, de crecer de forma imprudente a costa de endeudarse con los bancos, bancos que, a la postre, no se atreven a embargar a quien puede hacerle mucho daño en sus páginas. Y lo mismo ocurre con los políticos, incluido el Gobierno, siempre temblando ante las arremetidas de PRISA y siempre dispuestos a favorecer al Grupo para que, al menos, no les fusilen.
Pero los hechos son tercos y la deuda de PRISA supone que el Grupo está quebrado. Por tanto, los trabajadores están hartos de pagar los platos rotos. Bien está firmar, pero lo que no puede hacerse es pagar deuda con despidos. No me extraña que la redacción se cabreen.
Eulogio López
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