Sr. Director:

Ahora, a principios de año, puede ser ocasión estupenda para reconstruir, a todos los niveles, una sólida y sana convivencia. Para ello, el respeto a la integridad personal, propia y de los demás, es imprescindible.

Para esta determinación, nos puede servir aquello de Sócrates: "cualquier injusticia perjudica más a quien la comete que a quien la sufre".

Palabras fuertes y desconcertantes pero en las que vale la pena profundizar. Y es que urge exigir a los gobernantes y colaborar todos, para poder crear un clima de respeto donde impere una verdadera justicia. Consideremos que, si hay algo básicamente injusto es negar la palabra a alguien o despreciarlo por llevarnos la contraria.

No entendamos que esto es un consuelo ante situaciones difíciles, de las que podamos tener conocimiento, o tal vez padecer en algún momento de nuestra vida.

Porque también hay una dignidad moral, la que se construye con el propio obrar. Ese es el gran reto de las gentes de ayer y de hoy. El hombre y la mujer crecen interiormente en la medida en que intentan acercarse a la elevada dignidad de su propia persona, y de la de los demás, y actúan en consecuencia.

Seguro que todos queremos buscar la mejor forma de favorecer la dignidad de los demás, por muy diferente que sea nuestro entender la vida.  Este es el gran hilo conductor, lo primero en cualquier sociedad que se quiera llamar humana. Para eso vivimos en un Estado de Derecho, que no en un Estado propiedad de ningún partido político, ni de ninguna ideología.

Que esa labor de cada uno  haga mejorar el ambiente, llenándolo de humanidad.  Es  garantía de verdadera prosperidad para todos, en este Año Nuevo 2008 y siempre.

Emili Avilés Cutillas

emiliaviles@gmail.com