El Tribunal Supremo norteamericano ha reducido el aborto en una sus formas más salvajes: el aborto por nacimiento parcial. Según el editorial del diario El País (viernes 20) el "controvertido método" consiste en que "se extrae el feto entero". Leído así, el no avisado podría pensar en un humanitario gesto que trata de no trocear al niño.
¡Hay que tener cara! El aborto por nacimiento parcial recibe ese nombre porque consiste en sacar el cuerpo del feto (piernas y torso, es decir, parcial) y luego pincharle el cráneo para succionarle el interior del cerebro con un aspirador (ver descripción en Hispanidad), hasta que sólo queda una cáscara vacía, fácil de extraer. Es lo más parecido a un matadero, aunque todo aborto es un matadero y no existe aborto que no se cruel y sangriento.
Pero Polanco, prenda, que tengáis la desfachatez de mentir con tanto descaro es algo que muestra la catadura moral del engendro mediático que has creado. Para ser exactos, has creado una covachuela de canallas capaces de escribir esta repugnante bazofia en defensa del asesinato más cobarde: el del ser más inocente y más indefenso. El aborto por nacimiento parcial, recuerda a la práctica de la Gestapo en los campos de exterminio. Ninguna exageración. Precisamente, el pasado 11 de abril, la Iglesia celebra al beato Sinforiano Ducki, preso en Auschwitz, cuando los guardianes del campo comenzaron a asesinar a los prisioneros por el procedimiento, similar al aborto por nacimiento parcial, de aplastarles el cráneo con un garrote, Sinforiano se interpuso para hacer la señal de la cruz sobre la frente de sus verdugos, lo que les exasperó tanto que le asesinaron por el método que el editorialista de Polanco y Janli Cebrián califica como derecho reproductivo. Eso sí, con su gesto logró salvar a 15 compañeros de un aborto tardío por nacimiento parcial, que deberíamos llamar, aborto por aplastamiento parcial, es decir, aplastamiento del cráneo y succión del cerebro.
Y es que por la boca muere el pez y las personas por la cabeza, que por su dimensión es la que los médicos aborteros –esos probos profesionales que ahora podrían ser condenados en Estados Unidos hasta a dos años de prisión, ¡cuánta crueldad!- se ven obligados a masacrar para poder extraer el cadáver. El niño ya sale aplastado y muerto, su cabeza como la de un huevo al que le han extraído clara y yema, y troceado después la cáscara vacía. Es decir, que más que de aborto por nacimiento parcial deberíamos hablar de aborto por aplastamiento total de la crisma.
Pues mira, Polanco, príncipe, esto es obra, según tu buque insignia, de jueces "ultraconservadores". Con un añadido curiosísimo, que podríamos denominar teoría MFB (Mariano Fernández Bermejo, el intrépido ministro de Justicia con el que nos ha regalado ZP. El País cita a New York Times, otra de las piezas del Nuevo Orden Mundial ‘ultra-progre' para hablarnos de la "deshonestidad de la nueva mayoría", en el Tribunal Supremo norteamericano. Bermejo afirma que la actual composición del Consejo General del Poder judicial no es "legítima" porque no se adecua a la nueva realidad parlamentaria. Aparte de que tanto los del New York Times y El País como lo de Bermejo supone un reconocimiento descarado de que la justicia nombrada por el Parlamento, e decir, por los partidos políticos, no es justicia independiente, es curioso, que el New York Times no dijera lo mismo cuando los jueces del Supremo nombrados por Bill Clinton paralizaban cualquier intento del presidente Bush y de las cámaras republicanas (desde el año 2000) para terminar con la barbaridad del aborto. Entonces, al parecer, la mayoría demócrata en el Supremo norteamericano no era "deshonesta". Y supongo, que para MFB y para Polanco, la mayoría de jueces socialistas en el CGPJ durante la primera legislatura de Aznar tampoco era ilegítima. La estupidez progre tampoco debería olvidar que hay algo que genera tanta violencia como la injusticia: el cinismo.
Posdata: lo crudo no es la descripción del aborto por nacimiento parcial: lo duro es el aborto por nacimiento parcial. Y lo duro es que haya miserables como Jesús Polanco y su Janli Cebrián que permitan canalladas de este calibre en sus diarios.
Eulogio López