Hay películas cuyo título es tan expresivo que lo dice casi todo. Eso sucede con esta mamarrachada francesa llamada Pintar o hacer el amor. Una película que no sabe ni de dónde viene ni a dónde va
El matrimonio formado por Madeleine (Sabine Azéma) y William (Daniel Auteuil) acaba de comprar una casa de campo. A él lo han prejubilado en el servicio de meteorología francés, ella pinta en sus ratos libres. Llevan treinta años casados y su vida conyugal se ha instalado en la monotonía, sobre todo, en el aspecto sexual. Pero esta tranquilidad sufre un vuelco cuando conocen a Adán (Sergi López), el alcalde del pueblo, que es ciego, y a su mujer Eva (Amira Casar), que pronto se manifiestan como unos vecinos bastante singulares. Con esta presentación se harán una idea de los despropósitos que van a ver.
El cine francés que llega a nuestras pantallas se divide entre películas llenas de mensaje y sensibilidad que dejan poso y otras, como la presente, que son un compendio de insensateces (en el pase realizado para la prensa Pintar o hacer el amor provocó un sinfín de risotadas). Ante este último tipo de producciones sólo cabe hacer una cosa: ignorarlas.
Para: Nadie
Público apropiado : 18 años