- Y, como mártir de la libertad de expresión, montar un Mundo en Internet con capital propio.
- Ya no tiene más balas en la recámara.
- Además, su titular sobre la "alta velocidad mortal", en plena conmoción por el accidente de Santiago, ha empañado su imagen.
- Los italianos de Rizzoli no se atreven a echarlo pero se niegan a perder dinero indefinidamente.
La penúltima vez que Pedro J. Ramírez soñó con poner en marcha un nuevo proyecto empresarial fue con Rupert Murdoch quien, tras mucho marearle, le dijo que nunca editaría un diario en un idioma que no hablaba. Luego vino el intento de fusión con el diario ABC, para capitanear los dos diarios, pero Mariano Rajoy se negó y las familias propietarias de Vocento rompieron las negociaciones.
Ahora ya no piensa en nuevos proyectos editoriales pero el hombre que catapultó el escándalo Bárcenas –nadie como él para sacarle todo el jugo a un escándalo-, sólo piensa en la migración a Internet.
En primer lugar, porque los italianos de Rizzoli, propietarios de UNEDISA, están hasta el gorro de perder dinero en España. De buena gana venderían el Mundo, Marca y Expansión, pero sobre todo el Mundo, que es un saco sin fondo. Y encima son esclavos de Pedro J. Ramírez, cuya imagen ha quedado dañada por su titular sobre "la alta velocidad mortal".
Conclusión, Pedro José quiere que le despidan. Así, como mártir de la libertad de expresión podría dar el salto y crear el Mundo Digital... no con ese nombre, claro.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com